Con el surgimiento de la COVID-19, nuestro estilo de vida ha cambiado de forma radical. Esta transformación de las costumbres se ha trasladado a todas las facetas: la forma de trabajar, divertirse o estudiar se han visto alteradas y, en consecuencia, los negocios tienen que adaptar sus instalaciones a las necesidades de prevención de propagación del coronavirus.
Como primera y más importante forma de prevención, las autoridades sanitarias recomiendan que los establecimientos dispongan de ventilación, la concienciación de la importancia de estar rodeados de aire puro hace que esto sea una sana costumbre adquirida.
Así, disponer de aperturas al exterior, puertas y ventanas con ventilación cruzada, favorece que haya flujo de aire que renueve el que hay en el interior, cuya calidad se entre cinco y diez veces más empobrecida que la calidad del aire de la calle.
Pero las bajas temperaturas a las que nos enfrentamos en invierno y la necesidad de climatizar el interior en verano, dificulta la posibilidad de ventilación natural ante la carencia de confort para las personas y la pérdida de energía y consumo. Con el consecuente riesgo que implica la recirculación del aire en los sistemas de climatización.
Por lo tanto, la mejor opción para adaptarnos a la era COVID y ganar en comodidad, además de ahorrar energía y dinero es instalar en nuestro negocio un buen sistema de ventilación mecánica complementado con sistemas de desinfección.
Para disponer de un sistema de ventilación ideal, su instalación debe ajustarse a la función y ocupación de la edificación. Además, deben disponer de un filtro si lo que se busca es garantizar la salubridad del aire. Así bien, los filtros pueden ser tan eficaces como la calidad del aire que se quiera obtener. Si buscamos una calidad de aire absolutamente libre de virus y bacterias, podemos instalar un filtro HEPA o bien añadir el sistema de desinfección Kleenfan, integrado bajo demanda en todos los productos del catálogo Airtècnics.
Su mantenimiento es imprescindible. Limpiar las rejillas, los difusores, las beterías y los filtros, así como sustituir estos últimos según los estándares, es la única manera de garantizar que el flujo de aire circulante es el adecuado tanto en calidad como en cantidad.
La Asociación Europea de Calefacción, Ventilación y Aire Acondicionado (REHVA) recomienda que los sistemas de ventilación funcionen durante dos horas, antes y después del horario de apertura del establecimiento. Que durante el fin de semana funcionen a mínimo rendimiento. También aconseja que en los aseos la ventilación sea constante. Y que el sistema funcione a máximo rendimiento durante el día, aunque tenga regulación automática según el nivel de CO2.