En interiores, la calidad del aire está determinada por varios factores, tanto orgánicos como inorgánicos: algunos materiales de construcción, el uso de productos de limpieza, la combustión de gases de consumo energético, la propia vida humana y el aire que entra contaminado del exterior son causantes de la insalubridad en el interior de los edificios.
La mejor forma de combatir esta mala calidad del aire interior es contar con sistemas de ventilación mecánica y de climatización, garantes también de favorecer la eficiencia energética y reducir el consumo de energía.
Las partículas diminutas e invisibles de la contaminación penetran a nuestro cuerpo por los pulmones a través de la respiración y pasan al torrente sanguíneo y de ahí, por todos los órganos de nuestro cuerpo. En el interior, estos contaminantes son responsables de 3,4 millones de muertes prematuras al año por accidente cerebrovascular, enfermedades respiratorias crónica, cáncer de pulmón y ataque al corazón, según datos de la OMS.
Pero los humanos pasamos el 90% de nuestro tiempo en el interior: escuela, trabajo, casa, medios de transporte… Es de vital importancia respirar aire puro y atajar los contaminantes que afecta la calidad interior, como los gases de la combustión, el moho, los ácaros, virus o bacterias, entre otros.
Según Margarita del Val, viróloga del CSIC, “lo más importante es la ventilación” para asegurar que el aire en el interior no se vicie con presencia de virus o bacterias. Especialmente la COVID, que la viróloga recuerda que “sigue existiendo”. Por eso, ha sugerido que la mejor forma de combatir la transmisión del virus sea el control de la calidad interior, pues “si hay CO2 en el ambiente, estás respirando el aire de los demás”.
En este sentido, la ventilación natural (abrir las ventanas para hacer que se renueve el aire) puede ser insuficiente y en algunos momentos incluso inviable debido a las condiciones ambientales exteriores. Lo más efectivo es contar con sistemas de ventilación mecánica en el marco de una instalación de climatización.
Los sistemas de climatización habitualmente se configuran según las necesidades del lugar en que se instalan, de tal forma que pueden contar con etapas de filtración, aire acondicionado, calefacción, etc., siempre respetando los niveles IDA que marca el CTE y RITE. El pasado mes de mayo, la AFEC celebró unas jornadas técnicas sobre calidad de aire interior y diversos ponentes concluyeron que uno de los componentes imprescindibles son los elementos de regulación, control y monitorización, garantes del funcionamiento eficiente de los sistemas.
Pero, los sistemas de ventilación mecánica pueden también complementarse con sistemas de purificación de aire independientes al sistema de climatización. Estos sistemas pueden ser etapas de filtración, además de las presentes en las unidades de tratamiento de aire. También es posible contar con sistemas de purificación de tecnología activa, como la de radicales hidroxilo y fotocatálisis. Ambas tecnologías están basadas en principios naturales de descontaminación que anulan los efectos nocivos de diversos contaminantes, como asegura Pere Monagas, doctor en ingeniería biomédica e inventor de Nuvohla y otros sistemas de purificación de aire y superficies.
Es muy importante recordar que la calidad de aire interior ayuda a mantener una vida más saludable, que las personas respiremos aire más limpio y, por extensión, se prevengan numerosas afecciones que causan la muerte prematura a más de 4 millones de personas, así como la degradación de la capa de ozono que provoca la aceleración del cambio climático.