Los alumnos y el personal docente del IES Castellar respiran tranquilos con los dispositivos Wellisair instalados en sus aulas. La generosa donación por parte del Teatreneu -que también ha instalado en su propia sala los dispositivos- consta de 50 unidades de Wellisair, 50 cartuchos de peróxido y sus correspondientes sistemas antirrobo. Además de sufragar el gasto del ensayo de verificación y funcionamiento del dispositivo.
Los dispositivos de desinfección de aire y superficies propios de Airtècnics son un elemento más del centro educativo que ha visto mejorada la calidad del aire interior en un 54 % desde su instalación en aulas, pasillos, vestíbulo y sala de profesores. El centro cuenta con unas 900 personas, entre alumnado y personal docente, que cada hora se desplaza dentro del edificio.
En un estudio apoyado por el Laboratori de Mocrobiologia Sanitària i Mediambiental de la UPC realizado por los investigadores Esther Montesinos, Rubén Plaza y Sergi Díaz y aprobado por los doctores Jordi Morató y Josep Garcia, se tomaron muestras en tres aulas del instituto. Dos de ellas tenían el dispositivo Wellisair y una ventilación parcial y la tercera no tenía dispositivo de desinfección y su ventilación era total.
Las muestras se tomaron antes de empezar las clases y, después de dos horas de clase, cada media hora en un periodo de dos horas más. Se tomaron con unas tiras reactivas en la superficie de paredes, pupitres y pomo de la puerta y con un medidor de calidad ambiental para el aire del aula.
Se examinó la presencia en el aire de formaldehidos, compuestos orgánicos volátiles, CO2, Ozono e iones, así como las bacterias de las superficies en un estudio microbiológico. Y se determinó que tras la instalación de los dispositivos, los compuestos contaminantes y las bacterias se reducían un 50% respecto al aula sin Wellisair y ventilación total, donde la contaminación ambiental bajaba un 19% y la presencia de bacterias aumentaba un 15%.
Respecto a la cantidad de CO2 presente en las aulas, con Wellisair y una ventilación parcial, el nivel del dióxido de carbono era de 793 ppm. Respecto al aula con ventilación total, el CO2 era de 1367 ppm, por lo que hubo que aumentar la ventilación natural abriendo no solo ventanas, sino la puerta. La calidad ambiental aceptable establece que la presencia de dióxido de carbono no debe superar las 800 ppm.
En un aula abierta al campo, la oxidación es la misma que en el aula que dispone de Wellisair. El componente oxidante que emite el dispositivo Wellisair es idéntico al que se genera en la naturaleza. Son los mismos radicales hidroxilo (OH·), es decir, agua oxigenada con una cantidad controlada de ozono generado dentro del dispositivo, que no se emite al exterior.
Sin embargo, la generación estable y constante de OH· en un aula con Wellisair ofrece mejores resultados que el aula abierta al campo porque los radicales hidroxilos se emiten desde el principio y aunque se trate de un entorno natural, hay otros factores como la contaminación y la propia presencia humana.
Desde el instituto Castellar, su director Francesc Gallardo explica que la comunidad educativa es bastante receptiva con la instalación, pues “todo lo que se puede utilizar como barrera a la transmisión es bienvenido” y que “sin ninguna duda” los resultados son los esperados.
Además de todo esto, la tasa de contagio de COVID-19 dentro del centro educativo entre alumnos y personal docente es de 0%. Y aunque ha habido confinamiento de un aula desde octubre, han sido por positivos fuera del centro escolar: el familiar conviviente de un alumno.
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